La idea de crear Apple nació de la cabeza de dos jóvenes y melenudos muchachos en 1970, seguro que ambos os suenan de algo. Uno era un tal Steve Jobs y el otro el genio de la electrónica, Steve Wozniak. Ambos quisieron dar al mundo un ordenador fácil de usar y así nació el Apple I, del que se vendieron más de 100 unidades, una cifra nada despreciable para la época.
La famosa manzana no fue el logotipo de Apple desde su nacimiento. Durante la creación de la empresa, Ron Wayne, uno de sus fundadores, dibujó un grabado hecho con plumilla y tinta china en la que se veía a Isaac Newton apoyado en un manzano.
La primera hoja de cálculos de la historia apareció en un ordenador de Apple, el Apple II, y recibió el nombre de VisiCalc.
El Apple II fue toda una revolución en la industria de la informática, era el primer ordenador por y para humanos, y sus ventas fueron las responsables de convertir a Apple en la empresa con mayor crecimiento de la historia norteamericana, un 700% en tan solo 3 años.
Este Apple II contaba con una carcasa que no tenía cerrojos ni tornillos a la vista (capricho del propio Jobs). De hecho, su aspecto era el de una máquina de escribir venida del futuro. Su eslogan lo dejaba bien claro: “La simplicidad es la máxima expresión de la sofisticación”.
El ordenador más icónico de Apple recibió el nombre de Macintosh. Este nombre no fue puesto al azar, sino que corresponde a una variedad de manzana (Mcintosh) que era la favorita del que estuvo en un primer momento al mando del proyecto, Jeff Raskin.
El Macintosh fue el primer ordenador en incluir una interfaz gráfica basada en iconos y ventanas, y el primero que podía ser controlado por un ratón.
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